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Hologramas: de la ciencia ficción a los negocios

Las organizaciones están empleando los hologramas para mejorar la atención al cliente, ofrecer una experiencia única y diferenciarse.

Poco imaginaba el físico e inventor húngaro Dennis Gabor en 1947 que su búsqueda para mejorar las imágenes del microscopio electrónico daría como fruto un nuevo método para representar la realidad. El primer holograma se pudo ver en 1964 en Estados Unidos de la mano de Emmeth Leith y Juris Upatnieks. Desde entonces han evolucionado hasta el punto que hoy en día ya existen hologramas que casi se pueden tocar.

La ciencia ficción está repleta de ejemplos del uso de hologramas. Series y películas los han empleado profusamente. Pero el más memorable es, sin duda, aquel: “Ayúdame, Obi-Wan Kenobi. Eres mi única esperanza“. Era la princesa Leia en “Una nueva esperanza”, la película que en 1977 abría la saga Star Wars de George Lucas. Ese falso holograma -se trataba de una imagen bidimensional- ha inspirado a multitud de investigadores en sus desarrollos.

El más reciente es el bautizado, precisamente, “proyecto Leia”. Se trata de un proyector que permite imágenes flotantes en tres dimensiones, desarrollado en la Universidad Brigham Young (Estados Unidos). Este avance deja atrás las imágenes en dos dimensiones a las que estamos acostumbrados. Y es que los hologramas tradicionales u holografías hacen rebotar la luz sobre una superficie. Nos hacen creer que la imagen flota en al aire. Sin embargo, si no tenemos el ángulo correcto de visionado, dejamos de verla.

Ahora esta nueva investigación permite imágenes parecidas a las de los hologramas de Iron Man. Es decir, imágenes que flotan en el aire y que se pueden ver desde todos los ángulos. Son imágenes volumétricas y se parecen, en cierta medida, a los objetos creados en 3D. Casi, casi se pueden tocar.

¿Qué aplicaciones tienen los hologramas?

Aunque los hologramas tridimensionales son todavía objeto de investigación, las imágenes bidimensionales han experimentado un uso creciente en los últimos años. Ya están presentes en multitud de ámbitos, en los que tiene un papel protagonista. En el mundo del espectáculo hace tiempo que se emplean las holografías. Por ejemplo, para revivir a cantantes como Michael Jackson o para animar y ambientar conciertos como los del DJ Eric Prydz, quien emplea impresionantes hologramas 3D flotantes.

Holograma 3D de Eric Prydz
Holograma 3D de Eric Prydz

En otros ámbitos, los hologramas hace tiempo que se emplean. El mundo de la educación los usa para recorrer museos virtuales o revivir la historia; en el ámbito sanitario para estudiar el cuerpo humano y mejorar diagnósticos.

Incluso, se han desarrollado teléfonos móviles con pantalla holográfica como la del Hydrogen One de Red fabricado, precisamente, por una empresa llamada Leia.

Y en los negocios, ¿cómo se emplean los hologramas?

Las organizaciones están empleando los hologramas para, por ejemplo, mejorar la atención al cliente. Realizan, por tanto, tareas repetitivas y automatizan ciertas tareas administrativas. Por ejemplo, las holografías informan a los usuarios de un servicio, como la azafata del aeropuerto de El Prat en Barcelona. También sirven para recibir las visitas y asistir a las personas, como el de Ricoh. Esta tecnología permite interactividad así como obtener y analizar los datos de los usuarios. Además, es personalizable y atiende las peticiones de los clientes en múltiples idiomas.

Los hologramas también son empleados en las comunicaciones a distancia. Ejemplo de ello es la rueda de prensa que el actor Hugh Jackman dió en el hotel NH Eurobuilding de Madrid en 2015, la primera rueda de prensa holográfica que se hizo en España. O, más recientemente, en la entrevista que una cadena belga hizo al futbolista Hazard tras el partido de semifinales de la Copa del Mundo de Rusia. De todas maneras, la holografía aún tiene camino por recorrer si quiere estar a la altura de la tecnología de videoconferencia como herramienta de colaboración.

Hologramas en el retail

Los hologramas están cada vez más a la orden del día en el sector retail y en la venta a cliente final. Sus usos varían: pueden mostrar los productos que se ofrecen, asistir a un cliente o hacer publicidad. Cartier fue la primera marca que en 1972 usó un holograma para mostrar sus joyas. En 2015 Ralph Lauren los usó en el lanzamiento de una nueva línea deportiva de Polo. Actualmente, en China, algunos supermercados utilizan los hologramas para dar más información sobre los productos a sus usuarios. Un caso parecido es el de la venta de automóviles, sector que emplea esta tecnología para acercar al cliente todos los detalles de su coche. Esta tecnlogía ofrece, en estos casos,  una experiencia única que sirve a la marca para diferenciarse y aumentar su fidelización.

En definitiva los hologramas, además de atractivas proyecciones, son un complemento al trabajo de las personas que, al ser liberadas de las tareas más repetitivas, pueden centrarse en crear valor. Con ello, el trabajo se hace más productivo y eficiente.

Todavía no nos aventuramos a decir que vivimos en una realidad paralela, tal como afirma Elon Musk. Pero sí es cierto que los hologramas están aquí para quedarse y para mejorar nuestras vidas.

Pilar Urreta

Pilar Urreta

Responsable de comunicación externa y Content Strategy de Ricoh España

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